· El sentido a estas palabras no se dan específicamente por sus oposiciones (lugar, espacio privado), ya que son de carácter relativo.
· El espacio público es aquel donde se forma la opinión pública. (la prensa, por ejemplo); aunque evidentemente este «espacio» puede ocupar un sitio en el espacio privado en sentido específico (sobre el mueble del vestíbulo o sobre la mesa del salón)
· Llamaremos espacio público al espacio de debates (que puede tomar formas diversas y no siempre empíricamente espaciales) y espacio de lo público a los espacios donde efectivamente, de forma empírica, se produce el cruce y el encuentro entre unos y otros, es por lo tanto el espacio en sì. igualmente el espacio privado (el de los asuntos privados) y el espacio de lo privado (en el sentido estrictamente espacial de la residencia privada).
· Se define el no lugar como el espacio creado por la mirada que lo toma por objeto no es aquel que prácticamente es identificable.
· Es preciso partir del lugar donde se expresan la identidad, la relación y la historia, en cambio el no-lugar es el espacio donde nada de ello se expresa.
· Lugar objetivo es el espacio donde se inscriben marcas objetivas de identidad, de relación y de historia (monumento a los caídos, iglesia, plaza pública, escuela,...) y lugar simbólico a los modos de relación con los otros que prevalecen en él (residencia, intercambio, lenguaje); no-lugar objetivo a los espacios de circulación, comunicación y consumo, y no-lugar subjetivo a los modos de relación con el exterior que prevalecen en él: paso, señalización, código.
· La oposición más explícita se dará entonces entre el ágora, como espacio público y espacio de lo público (espacio materializado del debate público), y la autopista o el supermercado, como no-lugar materializado de la errancia singular y consumista.
· La oposición entre lugar y no-lugar nos ayuda a comprender que la frontera entre lo público y lo privado se ha desplazado e incluso ha desaparecido, y, sobre todo, que el espacio público se ha convertido en buena medida en un espacio de consumo: la opinión pública se expresa sobre cuestiones políticas del mismo modo en que reacciona frente a la aparición de un nuevo producto.
· No resulta extraño, por ello, que se esté hablando de la posibilidad de votar desde casa en un futuro cercano, a través del ordenador y por correo electrónico. Se completaría, de este modo, un doble movimiento: vuelco del espacio público en el espacio de lo privado y transformación del espacio de lo público en no-lugares susceptibles de acoger la errancia de las soledades singulares. Doble movimiento que llevaría a una deslocalización generalizada: no habría a fin de cuentas más lugares identitarios, ni públicos, ni privados. Ni lugar para el debate.
lunes, 9 de febrero de 2009
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